Andy Criere: «Todo tiene su lado positivo»
Cuando empezaron a sonar las alarmas de lo que sería una de las mayores crisis sanitarias de nuestros tiempos yo estaba recién llegado a Nueva Zelanda donde competiría en uno de los eventos más importantes del año.
Recuerdo estar mirando las olas desde la duna cuando nos llegó un e-mail de la liga a todos los surfistas allí presentes. Al leer la noticia se nos quedó la misma cara de tontos porque la prueba quedaba pospuesta hasta nuevo aviso y, nosotros, a 20.000 km de casa… Mi primer pensamiento fue de “no me lo puedo creer” y después de dispersión total…
Con la idea de coger un poco de distancia y la situación decidí meterme al agua, al rato, mientras que esperaba mi siguiente ola, me di la vuelta para apreciar el paisaje me sentí agradecido de poder disfrutar de la naturaleza. En ese momento en el que me encontraba en un país que no era el mío, donde la situación era muy diferente al resto de países y en el que aún no nos habían llegado noticias que nos hicieran ser conscientes de lo que estaba pasando en el mundo, tomé la decisión de hacer un surf trip auténtico sin la presión de la competición, ni horarios preestablecidos. Entonces me junté con un equipo de competidores franceses que también tenían pensando quedarse y convertimos esa semana en una de las mejores experiencias de nuestras vidas.